El futbol da, el futbol quita. Y así como puede dar mucho, también puede ser muy cruel. Y más en un mundial. Si este viernes cada aficionado se hubiera estado tomando el pulso, las alarmas habrían saltado a lo largo y ancho del orbe, porque Croacia, Brasil, Argentina y Países Bajos nos hicieron pasar por todas las emociones existentes, fueron capaces de llevarnos a la emoción más grande, a presenciar una de las jornadas más dramáticas en la historia de los mundiales, en juegos donde hubo de todo, literal, de todo. Así fue la primera jornada de los cuartos de final en Catar.
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Croacia: una historia forjada en el drama que vuelve a salir adelante y manda a Brasil a casa.
¿Qué pasa por la mente de un jugador cuando toma el balón y camina esos 40-50 metros? ve a lo lejos la tribuna, la portería y al arquero rival... Debe verse muy chiquito el arco y enorme el arquero... y más aún cuando en tus hombros traes la playera que usaron Pelé, Rivelino, Tostao, Zico, Sócrates, Romario, Ronaldo, Ronaldinho, Cafú y una larga lista de estrellas que le dieron brillo; cuando sabes que tu selección tiene 20 años sin llegar a una final de Copa del Mundo. Quién sabe qué pasaría por la cabeza de un joven como Rodrygo que, si bien fue fundamental en la champions que obtuvo el Real Madrid, está debutando en mundiales. A él le tocó (o él lo escogió) ese primer penal que terminó entregando a Livakovic, que se lo comió de un bocado.
¿Por qué Neymar no tomó esa responsabilidad? ¿O Casemiro o Silva? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que hoy Brasil llora, y más porque se quedó a un par de minutos en el tiempo extra de volver a una semifinal después de 8 años; porque Neymar finalmente había encontrado el camino para vencer al arquero croata que le había tapado todo, hasta que, justo antes del final del primer tiempo extra, en una gran jugada de pared, el astro brasileño ingresó al área, se lo quitó de encima y definió con suavidad en un golazo.
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Brasil veía ya muy cerca la otra orilla. Croacia no se acercaba, en las piernas de los europeos pesaban los 120 minutos del lunes contra Japón. Habían corrido mucho y parecía que ya no daban más. Pero Croacia es una raza resiliente como pocas. un país que nació en medio de la guerra a principios de los 90's y que con esa misma cultura han construido un legado, no solo en el ámbito deportivo, sino en muchos otros. Una nación que sabe lo que es la adversidad y lidia con ella. Y en esa misma adversidad brilló la figura de Petkovic, que entró al campo e inmediatamente avisó lo que sucedería, porque en un palmo de terreno había dejado sembrados a dos defensores brasileños y había centrado, pero su compañero no atinó al marco de Alisson. Pero el aviso quedó ahí, y en una descolgada (la única en la que Brasil quedó mal parado) Croacia encontró a Orsic solo por la izquierda, este no desaprovechó y tiró una diagonal retrasada que encontró a Petkovic. El delantero disparó y, como si el destino así lo hubiera querido, el balón se desvió ligeramente en Marquinhos y dejó fuera de combate a Alisson que ya nada pudo hacer. Nos íbamos a penales.
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Muchos dicen que la tanda de penales es un volado. No comparto esa idea. Creo que para pararte a cobrar un penal en una ronda tan decisiva como los cuartos de final de un mundial debes demostrar carácter, personalidad. Esa misma personalidad que no tuvo Neymar, que prefirió esperarse al quinto, al que generalmente trae consigo los flashes y las loas al que decidió ser el héroe por tirar el penal que suele ser el ganador. Pero ese penal no siempre llega, porque antes, tus compañeros deben meter cuatro.
Los números no mienten. Croacia no ha perdido una serie de penales en copa del mundo. Venían de ganar a Japón por esa vía. Livakovic había sido la gran figura, tenían el momento del juego... pero Neymar decidió esperar y ceder la responsabilidad... y el quinto penal no llegó, porque fallaron Rodrygo y Marquinhos, y porque los Croatas anotaron todos, con una seguridad alucinante.
Llora Brasil, porque tenían un plantel que metía miedo, porque eran los que mejor estaban jugando, porque estaban maravillando al mundo... pero el mundial no es siempre de quien mejor juega, sino de aquel equipo que puede sobrevivir en los momentos de apremio. Croacia es un muy digno semifinalista. Brasil tendrá que seguir esperando.
Argentina a la final tinto en sangre.
Parecía que Argentina finalmente tendría una eliminatoria tranquila. No las tuvo en Brasil en 2014 donde sufrió con Suiza, Bélgica y Países Bajos, antes de perder la final con Alemania; y no la tuvo tampoco en Rusia, donde perdió en octavos de final con los franceses. Contra Australia, hace una semana, ganaba tranquilo, pero un gol en los ultimos 10 minutos le puso suspenso al juego, que terminó con una atajada monumental de Martínez y con Argentina pidiendo la hora.
Argentina parece basar su historia reciente en los mundiales... y Países Bajos se ha convertido en un nuevo (otro) enemigo. Porque los cuartos de final del 98 fueron calientes (Burrito Ortega terminó expulsado por un cabezazo a Van Der Sar); porque en Amsterdam aún duele la eliminación en semifinales del 2014, y fue otro partido caliente (Marscherano terminó con la cola sangrada, literal), y porque la previa del partido del día de hoy puso el partido a una temperatura muy elevada desde antes de iniciar.
Pero el trámite del partido favoreció a los argentinos, que tardaron en encontrar el arco Neerlandés. Necesitaron de la magia de Messi, que no por nada es casi una deidad en el futbol moderno, porque ve huecos donde nadie más los ve, y no solo eso, sino que los aprovecha con una precisión quirúrgica. Y fue así que filtró un pase entre tres naranjas para encontrar quién sabe cómo, el pie de Nahuel Molina, que picó la pelota y venció a Noppert, que no había sufrido hasta entonces.
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Argentina empezó a disfrutar a partir de ahí, y más disfutó cuando Dumfries (el mejor jugador neerlandés de la copa, con diferencia) derribó a Acuña en el área. Mateu Lahoz, de muy mal arbitraje, pitó la pena máxima, que Messi se aprestó a cobrar a la derecha de un Noppert que había declarado que tenía la fórmula para detener los disparos argentinos. La pulga corrió al medio campo y emuló el histórico festejo de Topo Giggio patentado por Juan Román Riquelme. Esta vez Messi se paró frente a la banca de la Oranje con las manos en las orejas, retando a un Van Gaal que se pasó los días previos al juego haciendo polémicas declaraciones. El ambiente se tensó aún más.
2-0 ganaba Argentina y Países Bajos ni siquiera se acercaba. Dentro de mi mente pensaba "Por fin una eliminatoria tranquila". Qué lejos estaba de la realidad. Al minuto 78 ingresó al campo un gigante llamado Wout Weghorst, como una medida desesperada de Van Gaal para despertar a su equipo. Apenas 5 minutos después, el espigado delantero remató con la cabeza un buen centro de Berghuis y venció a "Dibu" Martínez.
El gol despertó a los tulipanes y sacó a relucir toda la marrullería argentina (incluyendo a Messi). Pero Países bajos había despertado y el cierre sería de película. Apenas un minuto después del gol, Berghuis casi empata el partido con un disparo que fue desviado y rozó la red por fuera. Argentina sufría.
Por si el partido no tuviera ya suficiente temperatura, Paredes pateó un balón con rencor hacia el banco neerlandés. La chispa prendió porque el banquillo entero se le fue encima. Los suplentes entraron al terreno de juego a buscar pelea, e increíblemente el español Lahoz no mostró una sola tarjeta. (Paredes debía ser, cuando menos, amonestado). El partido se le había ido de las manos al árbitro que permitió varias entradas temerarias de ambos lados.
Los argentinos casi se vuelven locos cuando Lahoz mostró que daría 10 minutos de compensación ¿De dónde los sacó? -decían-, pero lejos de controlar el balón se preocuparon por seguir haciendo tiempo. En el pecado llevaron la penitencia, porque en el minuto 111 de acción, un tiro libre provocado por una falta sobre Weghorst en la entrada del área, fue aprovechado por el espigado delantero después de una jugada preparada ejecutada magistralmente. El pueblo argentino que ya celebraba recibió una cubetada de agua fría. ¡Habría prórroga!.
De pronto se hizo silencio en el Lusail. Porque los casi 60 mil argentinos que coparon el estadio mostraron acuse de recibo del baldazo de agua fría y tardaron en reponerse. Transcurrió la primera mitad de la prórroga con una Argentina en Shock y con unos Neerlandeses que no aprovecharon el tambaleo de su rival y prefirieron recular, en lugar de dar el golpe de gracia. Y Argentina lo agradeció. En el segundo tiempo extra entró Di María, el escudero detrás del genio, ese que fue tan importante para llegar a la final de 2014, el mismo que les dió el gol de la final en Maracaná para que Argentina ganara la Copa América. Y se notó de inmediato. El "Fideo" estuvo 5 minutos en la cancha, suficientes para cambiarle la dinámica a su equipo. Dos llegadas clarísimas pudieron dar el triunfo a los albicelestes: Una de Lautaro que fue providencialmente desviada, y una más que terminó en el poste. El destino parecía negarse a favorecer a los albicelestes. Habría penales.
Pero la historia de Argentina con los penales en la copa mundial siempre va acompañada de héroes, como lo fue Goicoechea en el 90, o Roa en el 98, o Romero en el 2014. Ahora el héroe argentino se llama Emiliano Martínez, mejor conocido como el "Dibu". Así como en la Copa América del año pasado, el arquero se plantó primero frente a Virgil Van Dijgk, voló hacia su derecha y desvió el primer penal. Luego anotó Messi, y "Dibu" enfrentó a Berghuis, se tiró a su izquierda y volvió a desviar el tiro. El Lusail era la sucursal del manicomio, que hirvió aún más con el gol de Paredes que daba dos goles de ventaja para una Argentina que sufrió cuando Enzo Martínez echaba para afuera su disparo, aunque finalmente Lautaro Martínez metió el quinto penal y le dio el pase a la albiceleste.
Messi salió a festejar con Lautaro y Dibu. Lamentablemente sus compañeros prefirieron burlarse de sus rivales (Por eso los odia todo el mundo). Festejo por un lado, nueva bronca por el otro. Todos calientes, incluso en la entrada a vestuarios. "¿Qué mirás bobo? gritaba Messi enardecido a Weghorst mientras daba una entrevista. Duelo que terminó mucho más caliente de lo que empezó.
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Ahora, Argentina tendrá como rival a una durísima Croacia que repite en semifinales por segundo mundial consecutivo, y que tiene como antecedente una goleada de 3-0 propinada en Rusia 2018. Tremenda semifinal nos espera el próximo martes.
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